Con un tablero de ajedrez hecho a mano Juan Copa, dueño de una pequeña tienda de artículos de escritorio en El Alto, en Bolivia, aleja a los jóvenes del teléfono móvil y les enseña a pensar.
Es gracias al juego, que exige reflexión y estrategia, y con el que mantiene a los niños entretenidos y lejos de peligros hasta que sus padres pueden acudir a recogerlos después de la escuela.
"Lo que yo pienso que he conseguido con ellos es que también tengan una conducta más sensata, que sean jóvenes que realmente puedan ellos habituarse a pensar y a desarrollar cualquier cosa, cualquier cosa que hagan, que no sea precipitado", explica Copa.
Uno de sus alumnos, Isaac Turpo, cuenta que "lo más difícil es perder porque cuando pierdo yo a veces me enojo. Después, a veces no quiero jugar."
El ejercicio ayuda a entrenar la mente de los jóvenes y sus padres ya han notado los cambios."Les ayuda mucho. Desde que ya empezaron a jugar ya tienen un poquito más de agilidad, ya analizan un poco más las cosas", dice Miguel Turpo, padre de Isaac.
La iniciativa callejera se ha celebrado en este barrio de clase trabajadora y población mayoritariamente aymara. Copa confía en dejar un legado y que alguno de los chicos a los que enseña siga su camino cuando él ya no esté.
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