La cosa va de echarle imaginación. Imagínate un ejército de miles de Grandes Maestros del ajedrez, de hordas enteras de Magnus Carlsen, Bobby Fischer, Garry Kasparov o Robert Fischer, por citar solo algunos. Ahora imagínate que se baten entre sí en un número infinito de tableros con un arsenal de piezas igualmente infinito. Delirante, ¿verdad? Pues en un ejercicio todavía más loco de imaginación supón que en lid hay jugadores mejores incluso que el mejor de los Grandes Maestros, inteligencias mecánicas capaces de batir al mismísimo José Raúl Capablanca.
Antes que tú o que yo, un ejercicio teórico parecido hizo Lex Fridman, un investigador especializado en Inteligencia Artificial (AI) que trabaja en vehículos autónomos, la interacción entre humanos y robots y el aprendizaje automático en el MIT. Echando mano de su amplio bagaje, sin embargo, Fridman hizo mucho más que imaginar: programó dos motores de AI y los puso a jugar al ajedrez con piezas y un tablero ilimitados. Para más inri, elaboró un breve vídeo con el resultado: una pieza que no llega a los tres minutos, pero en la que explica y muestra exactamente su desarrollo.
Además de mostrar las jugadas, Fridman explica el proceso y cómo lo ha ideado. “Este es un juego de ajedrez con motores de Inteligencia Artificial, cada uno de los cuales es mucho mejor jugando que cualquiera ser humano en la Tierra. La pregunta que tenía es: ¿Qué sucede cuando dejas que estas máquinas luchen en un tablero de ajedrez infinito con piezas infinitas?”, arranca el vídeo, en el que el investigador desgrana algunos de los detalles técnicos: cada movimiento se calcula para conjuntos de 8x8 escaques con sus propios dos reyes —uno para las blancas, otro para las negras—, tableros que forman a su vez un subconjunto en un juego más grande. Cuando se da un jaque mate y se elimina a un rey, las piezas sueltas “avanzan en busca de otra víctima”.
En el vídeo, Fridman muestra un ejemplo de aproximadamente 6.000 escaques. En la parte inferior de la pantalla se incluye el contador con el número de reyes batidos y victorias. Por si el planteamiento no fuese lo suficientemente delirante, su creador ha decidido que, como punto inicial, las partidas tomen posiciones intermedia de unos 30.000 "enfrentamientos" de Grandes Maestros.
Para su experimento Fridman echó mano de dos Stockfish 14. Como detalla el propio Stockfish Chess en su web, la herramienta es un "potente motor de ajedrez de código abierto" que ha logrado en varias ocasiones despuntar en las competiciones de su categoría. "En el período previo a este lanzamiento, Stockfish ganó de manera convincente varios torneos de motores de ajedrez, incluida la superfinal TCEC 21, la Copa TCEC 9 y el Computer Chess Championship for Fischer Random Chess (Chess960), En el último torneo, Stockfish estuvo invicto en 599 de las 600 partidas jugadas", destacan los desarrolladores en el post en el que anuncian su última versión.
Con el punto de Fridman el vídeo que genera, además, es casi poético.
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